Dos años reclamando justicia
En un principio las familias querían rescatar a los posibles supervivientes, pero la empresa minera suspendió las labores de rescate a los cinco días de la explosión alegando inseguridad pese a que un informe de la Brigada de Unosa de Asturias, que se desplazó a la zona, y que las familias han conocido hoy, indicaba que el rescate era viable, a diferencia de lo que dijo la empresa.
Luego quisieron recuperar los cuerpos ya sin vida, pero nuevamente encontraron la oposición de la empresa minera esgrimiendo informes técnicos que los familiares nos cuentan que fueron manipulados.
Por último, sólo les queda reclamar los restos que podrán "decir la verdad" acerca de lo sucedido y que las pruebas que han ido recabando durante estos dos años parecen apuntar: que los mineros no murieron en la explosión, sino que se les dejó morir pudiéndose haber evitado y que las condiciones de seguridad de la mina eran mínimas.
Hoy ya no les basta con tener los restos de sus seres queridos. Hoy quieren saber la verdad y es la primera vez que en esta pobre región del norte de México se produce una movilización social organizada que alza su voz contra las injusticias que viven. Se han organizado bajo el nombre Familia Pasta de Conchos. Comenzaron manifestándose en la región, pero ya han dado el paso de hacer su reclamación a nivel nacional e internacional. El 19 de febrero, en el aniversario de la catástrofe, realizarán una marcha hasta ciudad de México D.F. También han viajado a Europa para tratar de buscar adhesiones políticas en organismos europeos e incidir en las empresas a las cuales IMMSA suministra carbón.
La organización civil Familia Pasta de Conchos ha iniciado paralelamente un proceso judicial. Saben que no es fácil, pero irán acudiendo a instancias superiores de justicia conforme vayan encontrando el rechazo de las inferiores, tal y como ha sucedido con el tribunal del Estado de Coahuila, que pretendió zanjar el asunto culpando a cinco trabajadores de la empresa y dando a los familiares una indemnización que éstos rechazaron por considerar que los verdaderos culpables quedaban indemnes.
El jesuita Carlos Rodríguez y Elvira Martínez, viuda de un minero no rescatado, son los representantes de Familia Pasta de Conchos que han viajado a Europa y han compartido su historia con nosotros. Desde Entreculturas, les mostramos todo nuestro apoyo y les animamos a que sigan en su búsqueda de la justicia.