Fe y Alegría rememora los 20 años del asesinato de Joaquín López y López

Tenía 71 años cuando lo asesinaron. El P. López había nacido en El Salvador, en 1918. Al acabar sus estudios, viajó a México para ingresar en el noviciado de la Compañía de Jesús y fue allí también donde se licenció en filosofía y humanidades. Tras hacer profesión solemne como jesuita en 1956, el P. López inició su actividad docente y pastoral en San Salvador, donde impartía el catecismo a más de 20 mil niños y niñas de las colonias marginadas de la ciudad.

En 1964 trabajó en la campaña para conseguir la aprobación de la ley de universidades privadas con la cual la UCA podría comenzar a existir. Cuando se fundó la UCA estuvo trabajando en ella un tiempo como secretario de la Facultad de Ciencias del Hombre y la Naturaleza. El P. López siempre se consideró parte de la comunidad universitaria. Siempre estuvo al tanto de la marcha de la universidad y de sus problemas.

En 1969, fundó Fe y Alegría El Salvador. Abrió dos talleres de carpintería en el barrio Santa Anita, puso uno de corte y confección en La Chacra y estableció tres escuelas primarias: una en la colonia Morazán, otra en Acajutla y la tercera en San Miguel. El P. López fue director de Fe y Alegría hasta su muerte. Para el P. López, Fe y Alegría con sus 30 centros educativos en ocho departamentos y con sus 48 mil beneficiarios -entre niños, jóvenes y adultos- Fe y Alegría era la solución a uno de los problemas más agudos de El Salvador, la falta de educación. "Si tus proyectos son para cinco años siembra trigo, si son para diez años siembra un árbol, pero si son para cien años educa al pueblo", le gustaba repetir.
En el último año de su vida sufrió mucho. Había tenido dos importantes operaciones quirúrgicas y la enfermedad le doblegó. Sabía que probablemente no iba a vivir mucho tiempo, pero con gran ánimo siguió trabajando sin descanso, como si tuviera todo el tiempo disponible por delante... Por desgracia, unos asesinos se cruzaron en su camino y, la noche del 16 de noviembre de 1989, acabaron con su vida y con la de otras ocho personas igualmente inocentes.

Pero el P. López vive en miles de salvadoreños y salvadoreñas que se han beneficiado del esfuerzo que él hizo por acercar al educación a las capas más desfavorecidas del país (el Colegio Externado, la UCA y Fe y Alegría), pues miles de salvadoreños y salvadoreñas han sido educados o han aprendido un oficio gracias a la entrega del P. López.

Hoy, en este XX aniversario de los asesinatos de "los mártires de El Salvador", la vida entregada de estas personas sigue siendo para Entreculturas una llamada a cuestionarnos cómo nos hacemos cargo de la realidad de los países empobrecidos. Sigue siendo la chispa que mantiene encendido nuestro compromiso por la educación y por la transformación del sistema para lograr un mundo más justo.

 

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