“La esperanza que tiene la mayoría de la gente es enorme”
Entreculturas: ¿Confían en que la llegada de un nuevo gobierno podrá “desatascar” la actual situación de inoperancia que se vive en el país?
W. Lazard: Es bueno que tengamos en Haití un nuevo gobierno ya que es parte de un proceso democrático, sobre todo cuando la mayoría de la población no está satisfecha con la manera en que el gobierno saliente está llevando el país. Desde antes del seísmo de 2010, el país ya estaba atravesando grandes problemas que se agravaron con el terremoto. Seguramente la llegada de un nuevo gobierno no puede resolverlos todos, pero puede aportar una señal de que se está haciendo algo, ya que el gobierno saliente demostró cada vez más su incapacidad para responder a las complejas necesidades de la población.
El presidente electo Michel Martelly que se hizo llamar “Tèt Kale” (“El Calvo”) manifestó su interés en atacar los graves problemas del país prometiendo la construcción de casas para las miles de personas que aún viven bajo las tiendas de campaña, defendiendo la educación gratuita para todos y manifestando su voluntad de luchar contra la corrupción y la exclusión. Una cosa es el discurso electoral para ganar el poder, y otra es llevar a la práctica las promesas al llegar al poder; por lo tanto, hay que esperar.
No obstante, sin ser pesimista, pero teniendo en cuenta que Michel Martelly es un cantante que se dio a conocer más por su exceso de palabras y su comportamiento en momentos de delirios musicales, sabiendo que no tiene un pasado político ni dirigió antes una institución o empresa importante salvo su propio grupo musical, estamos un poco escépticos en cuanto a su capacidad para dirigir un país con problemas tan complejos. Él se vendió en su campaña como la persona que simboliza el cambio de sistemas: una cosa que la mayoría de la población quiere. Pero viendo que ni es un ideólogo ni dispone de un partido político fuerte -sólo cuenta con 3 diputados en el poder legislativo-, no sé cómo va a trabajar para cambiar el sistema. Hay que esperar para ver lo que él entiende por el cambio de sistema.ç
No se puede decir que las cosas van a cambiar con el nuevo presidente, pero se postula como el líder que manifiesta mayor interés en querer aportar un cambio para el pueblo haitiano y esperamos que eso suceda. En caso contrario, el pueblo no va a tomar mucho tiempo para pedirle que se vaya, y el país que ha perdido ya mucho tiempo en luchas para sacar presidentes del poder por medio de la violencia. Eso nos hace retroceder en vez de avanzar. Lo que necesita el país es justamente avanzar, para el bien del pueblo; la paz en Haití es parte también de la paz de la comunidad internacional.
EC: ¿Cómo perciben el ánimo de las comunidades en las que trabajan respecto al proceso electoral? ¿La gente percibe estos cambios con esperanza, como un nuevo punto de partida, o más bien desconfía?
WL: Hay que explicar que a la segunda vuelta se presentaron dos candidatos muy diferentes. Uno es la Sra. Manigat, una mujer de 70 años, intelectual politóloga y sin ningún contacto real con la mayoría del pueblo. Ni siquiera domina bien el idioma creole, que hablan la mayoría de los haitianos y haitianas. En cambio, Michel Martelly, de 50 años, aunque no tuvo un diploma universitario, fue quien con su discurso se posicionó más al lado de las aspiraciones de la mayoría del pueblo. Habla perfectamente el idioma de la mayoría, se alió rápidamente a un partido “Repons Paysan” (“Respuesta Campesina”), se opuso al sistema al cual identifica su opositora la Sra. Manigat y tocó los problemas más importantes del pueblo. Por tanto, los jóvenes, que son la mayoría, y también los más pobres, votaron a su favor a pesar de conocer sus limitaciones.
En los campos de desplazados donde trabajamos, la mayoría de la gente que fue a ejercer su deber ciudadano votó por él. Ciertos dueños de las tierras donde los desplazados construyeron algunos de los campos les incitaron a votar a favor de la Sra. Manigat; sin embargo, a la víspera de las elección los jóvenes hombres de los campamentos rasuraron su cabeza para expresar que su candidato no fue la Sra. Manigat, sino “Tèt Cale” (“El Calvo”) quien les promete salir de las tiendas y de las condiciones inhumanas en los campos. Por eso, la esperanza que tiene la mayoría de la gente es enorme. Ven a “Tèt Kale” como símbolo de su esperanza y están listos a salir en la calle para defenderlo.
EC: ¿Se está planificando de alguna manera el trabajo en el SJR de cara a la creación de un nuevo gobierno en Haití?
WL: Nosotros inmediatamente después del terremoto nos pusimos a trabajar en siete campos de los alrededores de Puerto Príncipe, donde viven miles de personas. Por tanto, estamos esperando para ver cuál será la política y la acción que el nuevo gobierno va a tomar para sacar a los desplazados de las condiciones inhumanas de los campos. Sacar a la gente de las tiendas ha sido un punto clave en la campaña de Martelly y esperamos que cumpla su promesa.
En segundo lugar, junto con el Servicio Jesuita a Refugiados en otros países de América Latina, estamos muy preocupados tanto por el crecimiento de la migración haitiana hacia otros países como por el crecimiento de las redes de traficantes que operan actualmente sobre todo desde Haití hacia Sur América. No dejan de hacer falsas promesas, por ejemplo, engañan a los jóvenes prometiéndoles becas de estudio para ingresar a la Universidad. Antes del seísmo había carencia de Universidades pero después muchas de las facultades fueron destruidas o afectadas por la tragedia. Muchos ya no pueden seguir yendo a la Universidad, sea por problemas económicos o porque su facultad fue afectada.
Algunos de los que creyeron las promesas de las mafias que aseguran becas de estudio fueron encerrados en domicilios particulares al llegar a Ecuador, y no han podido renovar su pasaporte porque no hay instituciones diplomáticas haitianas en este país.
Estamos esperando al nuevo gobierno para solicitarle su cooperación, principalmente para que se emprenda una política migratoria clara que defienda a las víctimas y también para que muchos de los países de la región consideren la situación de los migrantes jóvenes quienes, en su búsqueda de educación, fueron engañados y explotados por las mafias. Muchas veces los estados que acogen a los jóvenes los tratan como si fueran bandidos o delincuentes, lo que les hace doblemente víctimas.
Estamos listos para colaborar con el nuevo gobierno o para hacer un trabajo de incidencia política con él para cambiar la situación de los desplazados del país, mejorar las condiciones de existencia de los migrantes haitianos facilitándoles los documentos de identidad, luchar contra las redes de traficantes y dialogar con los otros estados para que den un trato más digno a los migrantes.