Basta observar las fotos para comprobar el estado en que ha quedado buena parte de El Salvador a causa de los fuertes vientos y las intensas lluvias que ha traído consigo el huracán Ida. Los deslaves y las riadas han sido la principal causa de que la cifra de muertos haya ascendido ya a 184 (y es probable que siga incrementándose en los próximos días a medida que se hagan efectivas las labores de rescate).

El huracán Ida es uno más de la docena de desastres que se han registrado en El Salvador en los últimos 20 años. El propio presidente, Mauricio Funes, ha reconocido la vulnerabilidad del país pues, en las zonas altas, son frecuentes los deslaves y, en las zonas bajas, son habituales las inundaciones; además, El Salvador se sitúa en una zona de alto riesgo sísmico lo que provoca terremotos y, en las zonas de costa, el azote de las mareas.

Desde Fe y Alegría, nuestra principal contraparte en El Salvador, nos informan de que "algunas de las escuelas han sufrido inundaciones, pero nada grave comparado con los muchos ciudadanos que han quedado sin hogar. Miles de viviendas han quedado destruidas y la pérdida de vidas ha sido grande, realmente una tragedia".

"Estamos revisando todos los daños que se han producido en las zonas donde trabajamos que, gracias a Dios, no hay muertos entre la gente que atendemos, pero sí muchas pérdidas de productos agrícolas al inundarse los terrenos. La situación que va enfrentar la gente -además de la crisis normal que ya vivíamos- ahora se agudizará por la falta de alimentos y de alternativas para contar con granos básicos", afirman nuestros compañeros de la Fundación para la Educación Popular CIAZO.

La Oficina de Acción Humanitaria de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) ha enviado a El Salvador 24 toneladas de ayuda humanitaria para paliar las necesidades de los afectados por el Huracán Ida. En Entreculturas estamos evaluando el alcance real de la catástrofe y analizando, mano a mano con nuestros socios locales, la mejor manera de ayudar.

Mientras tanto, el Ida ha perdido intensidad y se ha desviado hacia la costa de EEUU, sin riesgo de causar más daños.

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